Los tiempos están cambiando a un ritmo más rápido que nunca. Un día puede parecer como cualquier otro: al siguiente, los países instan al público a cerrar sus puertas para evitar la propagación de una pandemia. Dado que se les pide a las personas que se queden en casa, gran parte del trabajo no esencial ahora se realiza fuera de la oficina. Todo es más fácil porque la mayor parte del trabajo se puede hacer de forma remota con una computadora. Sin embargo, no todas las empresas encuentran esta transición simple.

Los cambios repentinos en el nombre de la respuesta a la pandemia pueden provocar el desarraigo de empresas enteras a oficinas más pequeñas o ubicaciones más distantes para ahorrar en el alquiler. La gerencia tiene que tomar esta difícil decisión si eso significa mantener el negocio, y miles de trabajadores de oficina, seguros y a flote.